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LEGUA EMERGENCIA

320 páginas

ISBN: 978-956-314-279-2

Precio de referencia: $ 14,000

Indagando en planos reguladores, certificados de arrendamiento, títulos de propiedad, documentos de instituciones ya desaparecidas y, por sobre todo, recogiendo la memoria oral de cientos de pobladores, Paulo Álvarez Bravo reconstruye en este volumen la historia de la población Legua Emergencia.
La narración se remonta a las primeras décadas del siglo XX, cuando junto al problema de la vivienda, Santiago experimenta un crecimiento hacia los arrabales. Ubicada a una legua de la Plaza de Armas, Legua Emergencia cristaliza las políticas –fallidas en su gran mayoría– de vivienda social, integración urbana, seguridad y, en un sentido global, de superación de la pobreza.
A medida que nos detenemos en la memoria colectiva, en la historia de los clubes de fútbol, de la parroquia y las juntas vecinales, se va desplegando la dignidad de aquellos primeros pobladores que recibieron sus viviendas “por mientras” pasaba la emergencia –inundación, terremoto, etc.– y se transmite, además, el sentido de comunidad que animaba a los vecinos a seguir luchando por acceder a bienes básicos. Sin embargo, esta es también una historia de violencia, degradación y derrotas no declaradas. Como dice el propio autor, aquí la vida y la muerte se dan cita siempre y sin convocarlas. Es lo que reflejan los testimonios que se recogen en esta investigación, modelo de lo que se ha definido como Historia Social.

“Aquí todos éramos iguales, teníamos las mismas necesidades: criar a nuestros hijos, educarlos, lo poco que los educábamos, y darles el pan del día. Nosotras muchas veces teníamos que ser papá y mamá, porque a nuestros maridos se les ocurría vivir su propia vida”.
Mercedes Gutiérrez, pobladora

“Si a las carencias económicas le sumas las carencias afectivas, eso nos hace más miserables. Hoy día tú lo ves: niños que quedan botados porque su papá, su mamá, su abuelo, su tío, están todos presos. Esa es la miseria”.
Alejandro Núñez, poblador

“El traficante es el choro frustrado, el que nunca pudo chorear bien”.
Fulano Merengano, seudónimo de un poblador

“Llegué con tres hermanos a la población, me casé en 1955, cocinaba en una pileta, sin lavaplatos, sin tener ninguna comodidad. Tuvimos once hijos y me quedan nueve; acá viven actualmente cuatro. Hemos tenido oportunidad de irnos, pero nosotros somos de aquí y, a pesar de todo, amo La Legua”.

Silvia Núñez y Juan Lorca, pobladores

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