Con claridad templada y amable, pero a la vez con la tensión eléctrica que lo caracteriza como un creador pendiente del flujo entre palabras, pensamiento y circunstancias, Merino entrega en estos textos sobre escritores chilenos lo que él llama sus “elucubraciones”: objetos literarios hechos a la luz precaria y muchas veces nerviosa de la lectura y la relectura, en un todo protagonizado finalmente por la mirada de un escritor presente, necesario y ejemplar.