En estas páginas, la renombrada historiadora francesa Arlette Farge reflexiona sobre la responsabilidad del historiador ante el presente: intentar comprender la crueldad, la violencia o las guerras actuales sin considerarlas resultado de lo irracional es también tratar de explicar los mecanismos de racionalidad que las han generado.

Durante largo tiempo, sostiene la autora, las emociones humanas han sido relegadas casi exclusivamente al ámbito de lo fisiológico, pero el sufrimiento no es, no puede ser, anecdótico: constituye un acontecimiento singular y, por lo mismo, un momento de historia. Así, la opción de la gente, la palabra individual y colectiva, y las diferencias de los roles sexuales forman parte de los lugares políticos de la historia.

Dialogando con el pensamiento de Michel Foucault, con quien en 1982 escribió a cuatro manos Le dèsordre des familles, Arlette Farge analiza aquí las más desafiantes complejidades de la escritura de la historia, y lo hace con tanta audacia como rigor intelectual.